Si buscamos un denominador común entre pretendientes y tronistas es el de cambiar de peinado o de color de pelo cada dos por tres, favorezca o no favorezca, la cosa es cambiar.
Cuando Gina entró para pretender a José Luis parecía una princesita, incluso él se sintió pequeñito al lado de ella, y ahora lleva unos pelos... A la gente le han metido en la cabeza que cambiar es algo positivo, y ya no piensan en el resultado.
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